Bajan de un avión, entran a un hotel, miran 100 veces la Blackberry aunque no haya nada que leer. Salen del hotel, se reúnen con alguien, o con varios alguienes.
Preguntan cosas generales, preguntan detalles específicos, mantienen cenas cordiales, comidas de negocios, desayunos de trabajo.
Vuelven al despacho, se reúnen con quienes les conocen, con quienes quieren conocer, con quienes creen conocerles, con quienes pueden ayudarles, con quienes quieren comprarles, o venderles, o copiarles.
Miran su agenda, consultan su correo, responden mil eMails, preparan discursos, presentaciones, análisis, conclusiones, estrategias, tácticas. De partnership, de crecimiento, de expansión, de outsourcing, de downsizing.
Reclutan, despiden, motivan, desmotivan, hacen frente a luchas de poder, o las organizan.
Cobran bonus, pagan primas…
Me pregunto: ¿cuándo se paran, y piensan?
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Creo que muchos de nosotros hemos tenido, en nuestra carrera profesional, contactos con perfiles similares a los expuestos aquí. No quisiera generalizar, ya que probablemente me equivocaría en algunos o en muchos de ellos, pero se podría afirmar que es un estilo de vida. La tensión y el estrés generan en muchas personas la adrenalina suficiente para mantener un grado de actividad altísima con implicaciones personales y profesionales.
Quizás sea fruto del entrenamiento y la constancia, y al igual que los ninja y expertos en artes marciales, tienen la capacidad de responder ante agresiones de una manera, ágil y eficaz, estos son capaces de entender, responder, tomar decisiones en el campo de la dirección y liderazgo.
Pero también, suele ser fruto de un buen entorno, de unos buenos colaboradores que se anticipan a los problemas, que leen el futuro, sin predecirlo, en base a los datos fríos que diariamente se leen o se obtienen, tanto dentro de su organización, como en el exterior. En este punto te lanzo un guante, ¿para cuándo la revolución de los segundones?.
Volviendo al blog, preguntas ¿Cuándo se paran, y piensan?. Probablemente, cuando no tengan soporte o cuando otros tomen las decisiones que les competerían a ellos. En ese momento, se me ocurren otras preguntas,
¿Qué hago?
¿A qué me enfrento si me afecta personalmente?
¿Tengo recursos suficientes?
¿Pido ayuda?
Jesús,
una vez más, tu comentario es casi un post. Y creo que como tal hay que comentarlo. ¿Me darás ocasión de que siga éste diálogo con otro post? El tema lo merece.
Gracias una vez más por ser eco, espejo, contraparte, diálogo, participación, opinión, criterio y otras tantas cosas que has sabido ser en tu carrera.
Continuará (estoy segura)……
Hola Gabriela,
Si me lo permites, muchos directivos se sienten poderosos así que algunos lectores pueden sentirse afectados. Me gusta tu estilo y me gusta más cuando es menos ácido.
Porque seguro que te refieres a «un tipo determinado de poderoso directivo»…
Avanti y recibe un cariñoso abrazo.
Lourdes
Sí que es verdad, Lourdes, que me refiero «a un determinado tipo de directivos»! De hecho, y como verás por el comentario de Jesús, éste es un tema sobre el que podemos comentar muchas cosas.Muchas.
Así que, que siga la conversación!!
Gracias por tu comentario (tomo nota de tu gusto por mis posts «menos ácidos»)
Un abrazo muy fuerte
Gabriela
Muchos no piensan. Toman decisiones sobre la marcha y luego pasa lo que pasa. Pero, como dice Jesús, también los hay que necesitan ese ritmo de vida para funcionar.
Personalmente creo que todo directivo debería tomarse un tiempo al día para pensar igual que se lo toma para informarse de lo que pasa en el mundo (antes con la prensa y ahora con Internet). Pero la verdad es que muuuuuchas empresas funcionan con tal presión que es casi imposible pararse a pensar y, sobre todo, reflexionar.
David
Como siempre, de acuerdo, David
Ha veces la vorágine , el momento te hace hacer mil cosas a la vez.Yo pienso que nuestro cerebro tiene cierta adaptabilidad de hacer mil replanteos y respuestas, que cada una obra con coodinación, pero….debemos darle el descanso necesario o hacer la pausa.Coincido también que todo es fruto de aliarse de buenos colaboradores y mantener el equilibrio deseado.
Un abrazo
Gracias por tu comentario. Porque tienes buena parte de razón, es que, seguramente, sobre este tema, seguiremos hablando.
Gabriela
Creo que es un problema de modelo. Entiéndase por modelo aquello en lo que creemos y por tanto intentamos seguir o copiar. El modelo del directivo ideal actual parece ser aquel que es capaz de actuar sin descanso (porque tiene una menta incansable), de tomar decisiones inmediatas sin tergiversar (tan seguro de sí mismo que nunca se equivoca), de solucionar con un sabio consejo o, mejor aún con una acción fulminante, cualquier problema que tengan sus colaboradores o contactos.
Es lo que llamo el síndrome del Capitán Kirk (el de Star Trek). Estaba en todo, se enfrentaba a cualquier situación en la que sus colaboradores se veían limitados y siempre salvaba él la nave (claro, con lo que pagaban al protagonista, no lo iban a dejar en el banquillo).
El pensamiento, la reflexión, quedan excluidos de este modelo. Pensar está visto como una debilidad del sistema emocional, como algo que mata la acción. Admitir la necesidad de reflexionar se ve como una grieta en esta seguridad en si mismo que forma parte del traje del directivo moderno, a la vez que como un tiempo muerto, desaprovechado, en un mundo en el que cada minuto, cada segundo tiene que ser productivo. El directivo que piensa debe hacerlo a escondidas, reflexionar a hurtadillas.
En los programas de formación experiencial que imparto, he podido comprobar que cuando tengo un grupo de directivos “in”, actúan muy de prisa, intentando ganar cada minuto inclusive si los objetivos son de calidad y no de tiempo, y comenten muchos errores por precipitación. Cuando analizamos sus resultados, vemos que han cometido muchos fallos por falta de reflexión y de planificación mientras que les ha sobrado tiempo. Pero lo más interesante, es que afirman que esto es lo correcto, que “en la vida real” no hay tiempo para pensar. Claro que no, se pasan el suyo en rectificar los errores que han cometido por falta de reflexión.
Michel
blog: http://www.nexohumano.es
Michel,
Dada la profundidad y el interés de tu comentario en Linkedin, me he permitido «traerme » tu comentario directamente al Blog.
Espero que desde aquí, siga la conversación!
Un saludo,
Gabriela
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